10:33, 16 mayo 2023
El científico del clima analiza los efectos de los incendios, la vigilancia por satélite y la contaminación por carbono
Konstantin Gribanov advierte de que los incendios son un problema anual que va en aumento debido al calentamiento climático y las olas de calor. Foto: Rodion Narudinov
El calentamiento global influye en el aumento de la probabilidad de incendios, así como en el hecho de que los incendios contribuyen al calentamiento del clima a través de la emisión de gases de efecto invernadero. Así lo explicó Konstantin Gribanov, Investigador Jefe del Laboratorio de Física Climática y Medioambiental de la Universidad Federal de los Urales y Especialista del Polígono del Carbono de los Urales. El climatólogo explicó dónde están hoy los incendios más graves, por qué es difícil controlarlos con satélites, cómo aumentan las emisiones de dióxido de carbono y qué consecuencias podría tener esta tendencia en el futuro próximo.
"El calentamiento global está asociado con la acumulación de gases de efecto invernadero en el ambiente, principalmente dióxido de carbono. La idea es investigar formas de eliminar este dióxido de carbono del ambiente y devolverlo a los ecosistemas, por ejemplo, en forma de madera o carbono en el suelo. Un incendio es la emisión del carbono de vuelta a la atmósfera, lo que también contribuye al calentamiento del clima. No es nada bueno, en particular para nuestro país, porque, en primer lugar, en Rusia el 60% del territorio es permafrost. En segundo lugar, esto significa un aumento de la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos: huracanes, inundaciones, falta prolongada de lluvias y otros", explica Konstantin Gribanov.
La detección efectiva de los incendios en sus fases iniciales por satélite es prácticamente imposible en la actualidad, afirma el experto.
"Se trata de un problema muy grave para todo el mundo. Hasto hoy, sólo conozco cuatro satélites capaces de vigilar: tres satélites de la NASA y un Meteor-M ruso. Consiguen observar el mismo lugar cada seis horas. Los satélites tienen algo que se llama el rango de visión. El rango de visión de los satélites es de 2-3 mil km. La longitud del ecuador es de 40 mil kilómetros. Tomamos la mitad, 20 mil kilómetros, porque en una órbita el satélite tiene una trayectoria ascendente de sur a norte y descendente de norte a sur, es decir, cruza el ecuador dos veces en una órbita. Si dividimos esta distancia por el rango, resulta que el satélite puede "mirar" un punto cada 6-8 horas", afirma Gribanov.
Otra dificultad es que la resolución espacial de los satélites es de aproximadamente un kilómetro cuando "miran hacia abajo" y de unos dos kilómetros cuando "giran la cabeza" a izquierda y derecha, añade el experto. Esto significa que si hay un fuego ardiendo en un píxel que refleja un área de un kilómetro por un kilómetro, el fuego está ardiendo en un área de 10 por 10 metros (por ejemplo, una casa), el satélite aún no lo verá. El satélite verá el fuego en un área más grande y en la ausencia de nubes.
"El problema es que el territorio de la Federación de Rusia es enorme. Para detectar un incendio rápidamente, se necesitan muchos sensores orbitales -al menos cien- de alta resolución espectral, que vigilan y detectan pequeños incendios a diario. Estos satélites deberían disponer de sensores térmicos en dos rangos térmicos: de unos cuatro micrómetros y de 10-11 micrómetros, lo que también es muy caro", concluye Konstantin Gribanov.
Los incendios en Rusia no son los más graves, añade el científico del clima. Según el Observatorio de Incendios de Copernicus, la situación actual más crítica, con los incendios más graves, se da en África, Sudamérica, México y la India. Todos estos incendios contribuyen, entre otras cosas, al calentamiento global y al aumento del dióxido de carbono al ambiente.
"Hace unos 10 años, cuando empecé a estudiar este tema, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera era de 350 partes por millón. Ahora se acerca a las 420 por millón de media en todo el planeta. En una ciudad puede ser de mil. Con ese indicador, los médicos aconsejan abrir las ventanas, ventilar la habitación, porque algunas personas pueden sentirse enfermas. Dentro de 50 años, lo que llegará a mil, será inútil abrir las ventanas, hay que instalar filtros de aire para filtrar el CO2", concluye Gribanov.
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